lunes, 3 de marzo de 2014

Argentina, entre la crisis y más de lo mismo.




La Argentina y la cultura de la eterna crisis, esta es una realidad difícil de entender, los analistas económicos y políticos no alcanzan a vislumbrar una solución real, se contentan con documentar la realidad histórica, y los ciclos de crisis extrema, se ponen en práctica teorías y modelos una y otra vez, las mismas recetas que han fracasado mil veces se prueban una más con el mismo nivel de éxito…

Los que tenemos un poco más de memoria nos parece ver la misma película una y otra vez, con mínimas diferencias de matiz pero definitivamente la misma.

Cuando la Argentina logra un poco de estabilidad, económica, cambiaria y social, comienzan los reclamos salariales, las luchas de poder, que vuelven a socavar cualquier estabilidad lograda, dando oportunidad a los que se dedican a hacer negocio con la crisis, los especuladores de siempre, los que tiran los tomates al rio, los que derraman la leche, los que esconden los insumos básicos en depósitos esperando que aumenten, la ley de la oferta y la demanda a la criolla, se manipula la oferta para hacer crecer la demanda y cobrar cualquier cosa, obviamente respaldado y motorizado por medios de comunicación que solo quieren llenar sus tapas con malas noticias, porque obviamente venden más que las buenas.

En Argentina la economía de mercado no termina de funcionar, porque los empresarios argentinos llevan al nivel de explotación a sus empleados, sino se hacen medidas de fuerza no se reconoce el esfuerzo. Jamás un empresario (salvo pocas excepciones) derramara sobre sus empleados un poco del exceso de ganancias. Siempre se lo deberá obligar.



Así mismo, los sindicatos comienzan luchas políticas para ganar poder, para que el dirigente de turno consiga su puesto en el congreso desde donde se olvidara de los que pusieron el hombro para que llegue ahí, donde terminara haciendo lobby para la misma empresa contra la que antes luchaba.

Los políticos en la mayoría de los casos tratan de enriquecerse todo lo posible para soportar el después, los años de descredito deben ser soportados con un buen pasar en el país o preferentemente fuera de él, muchos prefieren Miami, albergados por la opulencia del escondite de las elites, de cada país que ha traicionado a su pueblo en beneficio de los intereses propios y foráneos, fíjense sino donde están los ricos de Latinoamérica, los grandes delincuentes de guante blanco, que no importa que hayan hecho, su cuenta bancaria es muy bienvenida, aunque paguen impuestos siderales, los cuales pagan gustosos a EUA, pero jamás a sus propios países.



La crisis Argentina tiene un gran culpable y esa es la ignorancia que tiene su población en materia de economía, los economistas repiten hasta el hartazgo los mismos conceptos pero jamás explican la realidad de las cosas, el papel de cada uno de nosotros en el proyecto de país. ¿Proyecto de país? ¿Existe eso realmente?

Claro que existe, pero ese proyecto no lo tienen los políticos, ni la sociedad, lo tienen en oficinas del norte de américa o en Europa, nosotros no podemos decidir nuestros destinos porque como nación no estamos maduros, seguimos las luchas internas como siempre, seguimos peleándonos como hermanos deseando que vengan a comernos los de afuera una vez más, no se desespere sociedad argentina, ya nos están comiendo y falta muy poco para que de nosotros solo queden huesitos en el plato. 

La disgregación de la argentina es el gran proyecto de las naciones más poderosas. Porque? porque tenemos todo lo que desean, petróleo, agua, tierras cultivables, un gran mar desaprovechado y generoso, variedad de climas y somos muy permeables como nación a sus deseos, somos lo que ellos dirían presa fácil.

Hasta que no tengamos una educación seria, con programas actuales, donde se nos expongan realidades no idealismos, donde se nos diga quienes somos, porque lo somos, y cuál es nuestro verdadero papel como ciudadanos, no podremos soñar en salir de este círculo vicioso de crisis. Pero difícilmente suceda eso, nuestra sociedad sigue mirándose el ombligo, sin darse cuenta quien es quien, sin importarle nada más que su propio bienestar, sin ver que una sociedad fragmentada y destruida termina siendo la que se devora hasta al más próspero.



NO PUEDEN EVITARSE LAS CRISIS CUANDO NOSOTROS MISMOS LAS FABRICAMOS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario